Raúl Asensio Echegoyen
Secretario de Organización y responsable de formación del SISEJ
A veces parece que el Universo se empeña en decirte algo. Un lugar, una calle, un personaje, un libro o una actividad que hasta determinado momento desconocías aparece, empieza a ser recurrente, pasa a resultarte familiar y acaba siendo parte de tu día a día.
La formación en línea, que antes de la pandemia era una gran denostada cuando no desconocida, ha recibido durante este último año un fuerte impulso al resultar la gran alternativa a la formación presencial en tiempos de pandemia, sorteando así las restricciones de aforo y las limitaciones a la movilidad impuestas por las autoridades. Prácticamente no hay entidad pública o privada que no haya acudido a este medio para poder satisfacer las necesidades y obligaciones impuestas por la ley en materia de formación de sus funcionarios, trabajadores, colegiados o de interesados en general. Diariamente se organizan multitud de actividades de la más variada naturaleza en este – para algunos – nuevo formato que a mi entender está destinado a superar al puramente presencial en un corto período de tiempo. De un lado, la situación sanitaria está lejos de acercarse a una nueva normalidad, siendo previsible el mantenimiento a corto medio plazo de las restricciones que afectan a la reunión de personas y de otro lado, se está demostrando que conforme se expande y normaliza el uso de las nuevas herramientas y plataformas que brinda la red, se van descubriendo las bondades de esta forma de transmitir los conocimientos.